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Las Tres Semanas

Del libro Vivir como judío Libro fundamental de judaísmo


LAS TRES SEMANAS-BEIN HAMETZARIM

La aparente contradicción acerca de cuáles fueron las transgresiones que causaron la destrucción del Templo Sagrado


Está escrito en el Tratado de Iomá (9b): ¿Por qué se destruyó el Primer Templo Sagrado? Por tres cosas: idolatría, adulterio y derramamiento de sangre. Y el Segundo Templo Sagrado, ¿por qué se destruyó, considerando que se dedicaban al estudio de la Torá y hacían actos de bondad? Porque en su interior anidaba el odio vano. Aprendemos que se equipara el odio vano a aquellas tres transgresiones: idolatría, adulterio y derramamiento de sangre.


Acerca de los motivos de la destrucción del Primer Templo Sagrado, preguntaron los Comentaristas Rishonim que en el Tratado de Baba Metzía (85b) figura otra cosa, a saber que no bendecían por el estudio de la Torá.


El Ran responde esta pregunta de la siguiente manera: si bien el Templo Sagrado se destruyó por aquellas tres transgresiones, la razón por la cual llegaron a esas transgresiones fue porque subestimaban las enseñanzas de la Torá.



La causa de la destrucción del Segundo Templo fue por el odio vano


La causa de la destrucción del Segundo Templo, fue el odio vano. Es decir, que se odiaban sin motivo y entablaban rencillas constantes. Se entiende de lo escrito en el Talmud, que en adición a esta transgresión, no cometieron ninguna otra falta, o sea que cumplían todos los preceptos de la Torá. Siendo así, debemos comprender, ¿cómo puede ser que gente tan recta llegó al odio vano?

Es más, observamos que esta transgresión deja en las próximas generaciones secuelas más que las transgresiones de idolatría, adulterio y derramamiento de sangre. Porque el Primer Templo, que fue destruido por esas tres transgresiones, fue construido nuevamente después de setenta años de exilio. Pero el Segundo Templo que fue destruido por odio vano, todavía no se reconstruyó. De aquí aprendemos, cuán grave es la transgresión del odio vano.


Intentemos comprender cuál es la gravedad de esta transgresión, pues, aparentemente no es más que una mala cualidad entre la persona para con su prójimo. Este tema nos incumbe, ya que todavía no se ha construido el Templo Sagrado, lo que comprueba que también nosotros adolecemos de odio vano; por lo tanto, debemos entender cuál es la raíz de esta transgresión tan severa, que hasta nuestros días no hemos corregido.

Explicaciones de los motivos del odio vano


Para entender este tema íntegramente, primero es necesario entender qué significa odio vano. Si otra persona le dañó o agravió y por eso la odia, no se considera odio vano. Sino debe entenderse literalmente en su significado como odio "gratuito". Es decir, aunque su prójimo no le hizo nada. De todos modos, lo odia gratuitamente.


¿Por qué una persona odia gratuitamente a otra?


Podemos responder esta pregunta de la siguiente manera: vemos que la naturaleza de toda persona es de apegarse a alguien bueno, atraída por sus buenos actos o porque sus palabras le llegan al corazón. En esencia, todos anhelan apegarse al bien. Esta misma es la razón que los lleva también a alejarse de los malvados.

Según lo expuesto, analicemos las raíces del odio vano: cada individuo ve las falencias de su prójimo, lo cual le impulsa a alejarse de él, porque no quiere estar en cercanía de un malvado. La secuela es que el distanciamiento lo lleve a odiarlo en demasía y alejarse completamente.


El odio vano lo encontraremos solamente en quien se autoestima como íntegro


Sin embargo, todo lo expuesto anteriormente se refiere a la persona que piensa de sí mismo que es íntegra. Quien reconoce sus propias falencias, en cambio, no se distanciará de su semejante, incluso si nota sus falencias, porque sabe que también él tiene sus propias falencias, ¿qué motivo puede tener para alejarse de su prójimo? Es más, quizás piense que su compañero tiene mejores cualidades morales.

Sintetizando: el odio vano tiene dos aspectos:

-El primero: la persona piensa de sí misma que es íntegra.

-El segundo: observa las falencias de su prójimo y se aleja de su compañía.


El Templo Sagrado fue destruido por los mismos factores que causan el odio vano


Llegamos entonces a la conclusión de que el hecho de que el Segundo Templo fue destruido por el odio vano no significa que haya sido destruido por la transgresión de odiar, propiamente dicha, sino por las raíces de esta transgresión. A saber: porque cada individuo se autoestimaba como íntegro en sus actos y se fijaba exclusivamente en las falencias de los demás, y los veía como si estuvieran llenos de transgresiones. Quien falazmente, se ve a sí mismo como si fuera un justo íntegro, no requiere que esté construido el Templo Sagrado. Ya que la esencia del Templo Sagrado, es elevar espiritualmente a la persona y despertarla para que se consagre. Pero cuando piensa de sí misma que es íntegra, se desconecta de todo sentimiento espiritual, porque no considera necesario elevarse espiritualmente. Es como si le dijera a D': "no necesito elevarme espiritualmente, ni requiero del Templo Sagrado, ya que no tengo qué corregir".


En los justos e íntegros, paradójicamente, es más frecuente el odio vano


Según lo expuesto, no nos sorprende que en la época del Segundo Templo, fueran precisamente los justos e íntegros, quienes transgredieran la prohibición de odiar en vano, ya que siendo que se consideraban a sí mismos justos e íntegros, se sentían seguros de estar cumpliendo el servicio Divino íntegramente, lo que les daba permiso para despreciar a sus prójimos, hasta llegar a odiarlos en vano.


Nuestro servicio Divino actualmente


Estas Tres Semanas, desde el 17 de Tamuz hasta el 9 de Av, fueron fijadas como período de duelo por la destrucción del Templo Sagrado, para que corrijamos la raíz de la transgresión del odio vano. Meditemos acerca del abismal vacío ocasionado por la falta del Templo Sagrado.

Al reflexionar que carecemos de la Presencia Divina y no podemos expiar completamente todas nuestras transgresiones, comprenderemos cuán bajo ha llegado nuestro nivel espiritual y lo lejos que estamos de cumplir el servicio Divino íntegramente. Al reconocer nuestras propias falencias, no cabrá más lugar al odio; como fue expuesto anteriormente, que el motivo del odio vano es que cada individuo se autoestima ilusamente como si fuera íntegro. Si ameritaremos a que todo el Pueblo de Israel se despierte y reflexione sobre nuestro bajo nivel espiritual y esto conduzca a que nadie desprecie a sus semejantes, sino que por el contrario, valoren los niveles espirituales alcanzados por sus semejantes; entonces, seremos dignos de ver la construcción del Tercer Templo. Porque recién cuando comprendamos todo lo que nos falta por corregir, anhelaremos alcanzar niveles espirituales más elevados y, en consecuencia, nos haremos aptos para ver su construcción. Nuestra obligación es entender cuán lejos estamos actualmente del cumplimiento de la Voluntad Divina.


Si en estos días, cada persona se fortifica en incrementar el amor y la hermandad con sus semejantes veremos pronto la construcción del Tercer y definitivo Templo Sagrado. Amén.

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