La Conducción Divina
- ZG Libros de Judaismo
- 14 jul 2023
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Antignos, el oriundo de Sojó, recibió la enseñanza de la Torá de Shimón, el Justo. Él solía decir: No sean como esclavos que sirven al patrón para recibir remuneración, sino sean como esclavos que sirven al patrón, no para recibir remuneración. Y que el temor de Los Cielos esté sobre ustedes.
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Rambam explica que la Mishná enseña que se debe servir a D' como un esclavo que sirve a su patrón por amor y no para ser remunerado.
Tzadok y Baitós, alumnos de Antignos, al escucharlo, entendieron que no le aguarda al ser humano en el Mundo Venidero ni recompensa ni castigo por sus actos. Esta falsa interpretación les condujo a desviarse al mal camino, alegando que si no hay recompensa, no hay para qué servir a D'.
Si bien, eran conscientes de que no lograrían influenciar al pueblo a renegar de la Torá Escrita, lucharon con todas sus fuerzas contra los Sabios e inculcaron a sus alumnos la renegación de la Torá Oral.
Cabe cuestionar, siendo que la interpretación incorrecta de lo enseñado en la presente Mishná ocasionó un daño espiritual tan grande, ¿para qué la incluyeron en el presente Tratado?
La respuesta es que realmente no fue la enseñanza del Maestro lo que les condujo a renegar la Torá, sino que ya previamente tenían dudas y buscaban el pretexto para quitarse de encima el Yugo Celestial.
Al respecto, en cierta ocasión se presentó un renegado de la Torá ante Rabí Jaim de Brisk zt"l y le planteó sus dudas en la fe en D'. El Rabino eludió responderle y le increpó: Si buscaras respuestas a tus preguntas, ciertamente te respondería, pero siendo que lo que estás buscando son pretextos para no cumplir la Torá, no cuento con respuestas a tus pretextos.
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Quien medita sobre la historia de nuestro pueblo le acosan interrogantes acerca de la conducción Divina.
Por ejemplo, ¿por qué por varios años los judíos en Rusia quedaron tan alejados del judaísmo? También cuestiona lo sucedido en el Holocausto, en el cual fueron asesinados cruelmente millones de judíos. También las peripecias de su vida personal y la de los demás: ¿por qué uno es rico y otro pobre?; ¿por qué uno es sano y otro enfermo?; ¿por qué uno goza de longevidad y otro perece prematuramente?
El Jafetz Jaim zt"l respondió estas preguntas con el siguiente ejemplo:
Cierto individuo, ignorante de las costumbres judías, visitó una sinagoga en Shabat. Durante la Lectura de la Torá, le llamó la atención que los asistentes eran llamados a la Lectura sin ninguna clase de orden.
Al culminar el rezo, el visitante se dirigió al encargado de la sinagoga solicitando una explicación al respecto.
Éste le respondió: "Tú requieres explicaciones, porque nunca concurres a la sinagoga. Pero quienes asisten frecuentemente, no tienen ninguna pregunta, porque saben que todo tiene una explicación. Acerca de lo que me indagas, ¿por qué Fulano no fue llamado a subir a Lectura de la Torá?: Es porque ya fue llamado la semana pasada. Mengano fue llamado a la Torá porque la próxima semana recaerá el aniversario del fallecimiento del padre, etc.
La moraleja es que la persona llega a este mundo como si fuera un visitante y no entiende por qué cierto malvado es adinerado, mientras que cierto justo no dispone ni de lo mínimo necesario; uno llega a la vejez y otro muere joven. Le da la impresión que el mundo carece de orden.
Realmente, D' coloca a la persona en este mundo para que cumpla su misión, cada uno según el designio Celestial. Hay quienes les bastan unos pocos años para completarse y otros requieren más años; unos precisan padecer sufrimientos, mientras que a otros les es adjudicada una vida placentera. Aunque la persona lo ignora, su alma está dispuesta a atravesar las dificultades en esta vida para entrar al Mundo Venidero.
Está escrito (Isaías 55:8): "Mis pensamientos no son como vuestros pensamientos", porque D' se propone a otorgar el bienestar espiritual al alma.
Durante la segunda guerra mundial, algunos judíos se escaparon de Alemania a Rusia, pero después de unos meses el gobierno ruso les exigió volver a Alemania, amenazándolos que quien no regresase sería exiliado a Siberia. Varios de ellos pagaron fortunas para que les permitiesen quedarse allí, mientras que cierto Admor, prefirió ser exiliado a Siberia. Al final, quienes permanecieron allí, fueron asesinados, mientras que, quien se exilió, se salvó. Rambam en su Introducción a Moré Nebujím, explica que la gente común no logra llegar al nivel de servir a D' sólo por amor, sin incorporar también la intención de ser recompensado. Si bien, la plena integridad espiritual no es alcanzada sino por quien llega al nivel de servir a D' sólo por amor, de todos modos, quien no llega a tan alto nivel, puede arribar también a cierto grado de apegamiento. Los íntegros incentivan a los demás a procurar la integridad.
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…no para recibir remuneración.
Rambam (Hiljot Teshuvá 10:1-4), explica que el término "no para recibir remuneración" significa que hemos de servir a D' con intenciones puras -lishmá-, es decir, por amor a D'. Quien lo sirve por temor al castigo o para recibir remuneración, no lo sirve lishmá.
Nuestros Sabios enseñan (Tratado de Rosh Hashaná 4a), quien proclama: "daré ésta moneda para beneficencia a fin de que mi hijo se sane", es considerado como justo íntegro.
No comprendemos por qué lo consideran un justo íntegro, siendo que no da beneficencia con intención pura, sino para que por ese mérito su hijo se sane.
Sólo si da beneficencia para cumplir con el precepto y agrega el deseo de que por éste mérito se sane su hijo, no deja por ello de ser considerado un justo íntegro. Pero, en los demás preceptos, se prohíbe decir que los cumple para ser recompensado.
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Otra explicación:
El Jafetz Jaim responde que la versión correcta es la de Rabeinu Jananel (Tratado de Baba Batra 10b): donde en lugar de "es considerado como justo íntegro", figura "es considerada una beneficencia íntegra". Quizás los escribientes que copiaron la Guemará confundieron la palabra "beneficencia" (tzedaká) con la palabra "justo" (tzadik).
Según lo expuesto, no es considerado como justo íntegro quien da beneficencia para ser recompensado, sino solo quien la da con la intención de cumplir el precepto de la Torá de beneficiar a los indigentes.
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Encontramos varias explicaciones acerca del término "lishmá", a saber:
-Rambam, como mencionamos anteriormente, sostiene que se considera lishmá si la persona se apega a D' y lo sirve por amor. Así también enseña el Zohar: "El estudio de la Torá y los preceptos realizados sin temor y amor a D', no ascenderán ante D'". Resulta que se ha de estudiar la Torá con amor y temor. Ciertamente, es un nivel espiritual muy elevado.
-Según Tosafot (Tratado de Berajot 17a, d"h haosé), no se considera lishmá si estudia la Torá para que le honren. Pero, si tiene la intención de ser recompensado, sí se considera lishmá. (No obstante, véase Tratado de Sotá 22b, d"h leolam, cuando la intención es para ser recompensado se considera no lishmá.).
-Según el Rosh (Tratado de Nedarim 62a), quien estudia Torá con la intención de conocer y entender la Voluntad Divina e incrementar la enseñanza percibida y el discernimiento, se considera que estudia lishmá. Así también sostiene Rabí Jaim de Volozhin (Nefesh Hajaim, Portal 4). Su opinión no concuerda con la de los grandes maestros jasídicos, quienes sostienen que lishmá es cuando se estudia la Torá con apegamiento a D', de lo contrario, su estudio de Torá no llega a Los Cielos.
Cabe cuestionar, según todas las opiniones mencionadas, ¿qué significa lo que nuestros Sabios enseñan (Tratado de Pesajím 50b): "Toda persona ha de dedicarse al estudio de la Torá, al cumplimiento de los preceptos, inclusive no lishmá, ya que estudiando 'no lishmá', al final la estudiará 'lishmá"?
Podemos responder que la Mishná se refiere al más alto nivel espiritual, a que el judío debe aspirar a llegar: que todos sus actos generen honra a los Cielos -leshem shamaim-. De todos modos, aun quien no logró tal nivel, no ha de dejar de estudiar Torá o abandonar el cumplimiento de Sus preceptos, sino la estudiará no lishmá, "porque estudiando no lishmá, al final la estudiará lishmá".
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El temor a Los Cielos
El Gaón de Vilna explica (Proverbios 15:33) que hay tres clases de temor, a saber:
1) el temor al castigo en este mundo o en el Infierno.
2) el temor a Los Cielos, porque D' observa cada acto de la persona.
3) el temor a Los Cielos, por Su Grandeza propiamente dicha.
En el libro Dáat Jojmá y Musar (parte 3, pág. 224) explica que quien sólo teme al castigo, se asemeja a quien no roba por temor a que lo arresten, pero en su interior desea robar. Del mismo modo, si no transgrede porque teme ser castigado, refleja que en su interior está dispuesto a transgredir Su Voluntad y se abstiene por temor al castigo. Su temor a D' es mínimo.
Rambam enseña que no es apropiado para quien sirve a D' verdaderamente, temer solo al castigo, este temor lo hallamos en los niños y en sujetos frívolos. Quien, en cambio, se abstiene de transgredir porque D' es el Rey de los reyes, se halla en el nivel de verdadero temeroso de D'. (Véase la explicación de Tosfot Iom Tov a la presente Mishná).
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Rambam enseña (Hiljot Iesodei HaTorá 2:2): "¿Cómo se alcanza el nivel de amarlo y temerlo?: Cuando reflexione sobre Sus actos y en Sus maravillosas creaciones y se asombre de Su Sabiduría…enseguida el ama, alabará y anhelará intensamente conocer Su Gran Nombre…".
Podemos explicar que a ello se refiere la presente Mishná: "Y que el temor de Los Cielos esté sobre ustedes", expresa que quien reflexione acerca de la creación de los cielos, entenderá que toda la creación del mundo refleja Su Sabiduría y el ser humano es una criatura insignificante, a la cual le han asignado un lapso de vida; solo le incumbe manifestar el temor por la Grandeza de D', puesto que todo el mundo Le pertenece.
Este nivel espiritual es el denominado -irat haromemut- temor de Su Grandeza. La manera más adecuada de servir a D' es llegando al temor por medio del amor. Como solicitamos diariamente en el rezo: "para amar y para temer a Tu Nombre", primero solicitamos amor a D' y luego temor a Los Cielos.
Tosfot Iom Tov explica que nuestros sagrados patriarcas sirvieron a D' con temor permanente de no cometer ninguna transgresión. Como se relata en la Torá, que aunque D' le había prometido a nuestro patriarca Abraham descendencia, él interpeló (Génesis 31:42): "He aquí que no me has dado simiente y mi encargado me hereda.»", porque temía que quizás por alguna transgresión ínfima que habría cometido, le provocare la anulación de la promesa.
Nuestro patriarca Itzjak se caracterizó por servir a D' con temor, como está escrito: "el Temor de Itzjak".
Respecto a nuestro patriarca Iaakov, a quien D' le había prometido (Ibíd. 28:15): "…te guardaré dondequiera que vayas y te devolveré a esta tierra; pues no te abandonaré hasta haber hecho lo que he hablado a tu respecto»", de todos modos está escrito (Ibíd. 32:8): "Iaakov temió mucho y esto lo alarmó", como enseñan nuestros Sabios, que temió que quizás había transgredido y no era ya digno de que se cumpliera la Promesa Divina.
Rabí Itzjak Zeev Soloveitchik zt"l relató que cuando tenía nueve años, su padre le advertía constantemente no cometer ninguna transgresión y le inculcó que cada acto y cada palabra es registrada en Los Cielos. Además, el padre rezaba constantemente para que todos sus hijos fueran justos y sabios. También relató que su padre solía pronunciar Salmos con llanto, para que sus hijos fueran temerosos de Los Cielos.
Rabí Eliézer Menajem Man Shaj zt"l explicó en nombre de Rabí Iser Zalman Meltzer zt"l, que del término "Y que el temor a Los Cielos esté sobre ustedes", se aprende que si bien se debe servir a D' con amor, esto no basta sino "que el temor a Los Cielos esté sobre ustedes" para guardar el amor a D', porque el amor a D' no perdurará en quien carece del temor a Los Cielos.
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Sobre ustedes
Aprendemos de la presente Mishná que a un verdadero temeroso a Los Cielos, se le reconoce en el rostro su temor a D'. Todos sus actos traslucen temor a D'. También a la inversa, toda transgresión deja su marca y arruina la imagen humana. El Ari z"l, mirando el rostro de la gente, distinguía las transgresiones que había cometido. En cierta ocasión le dijo a su discípulo Rabí Jaim Vital z"l que veía que no había pronunciado la bendición que se recita al terminar de comer un alimento. El discípulo negó la imputación, hasta que el maestro le hizo recordar que había bebido un vaso de agua antes de sentarse a comer y no pronunció la bendición posterior.
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