Consejos para Shidujim y Matrimonio del libro Marán HaRab Shaj: Su legado y su visión
- Zalman Grunman ZG Libros de Judaísmo
- 10 jul 2023
- 28 Min. de lectura
Capítulo 1
Shidujín:
Quien procura hallar la persona adecuada como pareja a fin de construir su hogar, ha de saber que lo esencial es conducirse según la guía de la Torá y suplicar por la Ayuda Celestial
Es imprescindible averiguar lo máximo posible en lo concerniente al candidato a convertirse en futura pareja, tanto de vecinos, amigos y maestros, pero sin olvidar que es imposible llegar al cien por ciento de la información verdadera; por lo tanto, también al encarar las averiguaciones hay que rezar por el auxilio del Creador.
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A una joven huérfana le concertaron una cita con un joven vecino. No era algo "especial" y la joven estaba interesada en salir nuevamente con ese joven.
Los allegados al padre z"l se opusieron al shiduj, alegando que siendo que el padre era un erudito de la Torá y muy temeroso de Los Cielos, evidentemente no concordaría con tal shiduj.
Plantearon la pregunta ante Marán zt"l quien respondió que el padre por supuesto que se alegra que su hija encontró un shiduj que cumple los preceptos de la Torá y se esmera en su cumplimiento, por lo tanto, no hay que impedirle a la joven de seguir el shiduj.
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Cuando se presentaban ante el gran rabino Rabí I. Z. Meltzer zt"l jóvenes deprimidos porque el shiduj no se había concretado, los animaba jocosamente: "No me inquieta un shiduj que no se concretó; pero sí me intranquiliza un shiduj que sí se concretó".
También solía aconsejar: Si ella–o él–comunica que ya no quiere continuar el shiduj, alégrate, porque no eres tú quien ha decidido, pero si él –o ella– quiere seguir, recae sobre tila enorme responsabilidad de decidir si prefieres continuar o no.
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Nuestros Sabios, de Bendita Memoria, enseñan: ¿A qué se dedica el Creador desde la Creación del Mundo? A formar parejas.
Le preguntaron: ¿Cuántas parejas nuevas se forman cada día para que, en un decir, le ocupe todo el día?
Marán –me parece que conviene llamarlo "el Rav" o algo parecido–no contestó.
Le pedí -me parece que en esta traducción no tiene sentido que el autor hable en primera persona, sino que es más adecuado escribir "uno de los presentes" -permiso para responder y le dije que los Sabios no se refieren sólo a nuevas parejas por construir, sino a que los ya casados vayan remozando permanentemente la frescura del vínculo matrimonial.
El Rav acotó que también él había pensado lo mismo, pero prefirió callarse.
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A cierto joven que ante cada candidata que le presentaban vacilaba y zozobraba bajo un cúmulo de dudas, le dijo:
Si también cuando precisas comprar una prenda o cualquier artículo, vacilas y zozobras bajo un cúmulo de dudas, significa que dudar siempre, es tu hábito natural. Ciertamente, has de convencerte que todas esas dudas no son fundamentadas.
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A cierto joven, poco tiempo después de su compromiso, le atacaban sentimientos de arrepentimiento, juzgando que su prometida no respondía a las expectativas que había abrigado al conocerla.
Le aconsejó: Si la abandonas, te resultará dificultoso encontrar una mejor pareja y te verás obligado a conformarte. Es preferible, pues, que sigas con tu prometida actual, de quien ya conoces sus virtudes y defectos.
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Cierto joven relató que su prometida lo había abandonó al enterarse de que él había ocultado su pasado como soldado en el ejército israelí. Aclaró que así se condujo aconsejado por un rabino, que le permitió mentir al efecto.
Le dijo: Tu rabino se equivocó, porque la pregunta no es: "¿acaso está permitido mentir?", sino "¿acaso conviene mentir? Y evidentemente, en tu caso no era conveniente mentir.
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A una joven que deseaba residir en Tierra de Israel, suponiendo que allí habría de hallar pareja más acorde a sus aspiraciones, le dijo que tampoco en la Diáspora escasean jóvenes estudiosos de la Torá y temerosos de Dios, no interesados en mudarse a Tierra de Israel. Si llegara a conocer alguno, no lo rechazará sino que se comprometiera con él.
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Cierto casamentero interrogó al Rav acerca de dos estudiantes de Ieshivá que él conocía. Le solicitó que no les preguntara sobre ambos al mismo tiempo, obligándole a alabar a uno a despacho del otro; sino que averiguara sólo por uno de ellos.
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Respecto a ofrecer shiduj entre comunidades diferentes, por ejemplo, asquenacíes y sefaraditas, o lituanos y jasiditas, etc., recomendó informar a los interesados acerca de la comunidad y las costumbres de cada familia, a fin de evitar eventuales malentendidos.
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Si bien de antaño solía transcurrir largo tiempo entre el compromiso y la boda, ello se debía a lo complicado que era adquirir profesión y vivienda. Actualmente, en cambio, las condiciones de vida han cambiado, por lo cual es preferible realizar la boda a brevedad.
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Si el comprometido está concentrado en su estudio de la Torá, y no se encuentra frecuentemente con su prometida ni le perturba aguardar hasta la fecha de casamiento, no hay inconveniente en postergarla.
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Es muy importante no comprometerse con alguien por el mero hecho de que promete mejorar su conducta. Por ejemplo, un joven que no se dedica como corresponde al estudio de la Torá y promete que después del casamiento estudiará como corresponde.
O bien, si no hace hincapié en rezar en una sinagoga en un quórum de diez personas por lo menos y promete que después del casamiento pondrá hincapié al respecto.
O si ahora la joven no se viste recatadamente y promete que después del casamiento se vestirá recatadamente.
En tales o parecidos casos no se ha de confiar en sus promesas, porque tanto un joven como una joven, están ansiosos de casarse y para tal fin están dispuestos a prometer; sin embargo, es muy arduo cambiar y a fin de cuentas, no quedará más que la promesa.
Con más razón, quien actualmente no cumple como corresponde los preceptos de la Torá y promete que después del casamiento, empezará a cumplir como corresponde.
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A un joven de 21 años que no tiene prisa en casarse, sino que es voluntarioso de seguir estudiando Torá, no hay que insistirle que empiece a procurar pareja. Incluso si quieren presentarle una joven admirable, tanto en lo espiritual como en lo material, aconsejó el Rav que lo dejan estudiar y no interrumpir su crecimiento en Torá.
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A una joven de 17 años de edad le presentaron un joven rengo y preguntó si continuar con tal shiduj o desecharlo.
Le respondió que era todavía demasiado joven para evaluar imparcialmente las dificultades que le acarrearía el matrimonio con una persona físicamente incapacitada y cabía temer que más adelante se arrepintiera.
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A una joven le presentaron un joven que padecía de un defecto físico notorio, por lo cual ella vacilaba, temiendo que nunca se acostumbraría.
Le dijo que no se forzara a sí misma y que abandonara el shiduj.
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Una joven estudiante del seminario de maestras, cuyos padres planeaban divorciarse inmediatamente después de la boda, preguntó si convenía empezar a procurar pareja precisamente ahora, cuando el ambiente en la casa estaba extremadamente tenso.
Le respondió que en lo que en lo concerniente a ella en particular, no convenía que se casara tan joven, no estando aún preparada para asumir las responsabilidades de la vida conyugal. Además ni siquiera había culminado sus estudios.
No obstante, ante la perspectiva de que entretanto sus padres se divorciaran, era sí preferible que sí comenzara a buscar pareja, porque le sería más difícil hacerlo estando ya los padres divorciados.
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Una maestra soltera, ya no demasiado joven, residente en el extranjero y deseosa de inmigrar a Tierra de Israel, donde presuponía que le sería más fácil hallar pareja, preguntó si tenía derecho a hacerlo a mitad del año lectivo, a despecho de la oposición de la directora, quien argüía que ello perjudicaría a las alumnas.
Le respondió que lo más importante en su situación era la obligación de casarse. El colegio ya encontraría una reemplazante.
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Al ser consultado acerca de una pareja en que es ella dos años mayor que él, exclamó:
¡Dos años! ¡Incluso cinco, no hay ningún problema!
En lo tocante a una pareja en que él tiene treintaitrés años y ella veinticuatro, tampoco vio inconveniente en la diferencia de edad.
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Cuanto más van entrando en años, tanto hombres como mujeres, más han de tomar conciencia de cuan obligatorio es casarse y dejar de empecinarse en detalles triviales.
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Generalmente no basta con averiguar acerca del candidato con sus maestros, sino conviene interrogar también a sus amigos.
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No hay que confiar en la información brindada por casamentero, sino que hay que verificar en otras fuentes de información, todos los detalles reportados por el casamentero.
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A la pregunta de si es adecuado rechazar expensas de casamentero, respondió que ciertamente, sí hay que aceptar esa paga. Más aún, es–como suele comentar la gente– el dinero más kasher que hay.
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No conviene casarse en contra de la voluntad de los padres aunque según la Ley Judía no hay obligación en obedecerlos al respecto.
En una carta del año 5731 escribe: Se ha de hacer todo lo posible para evitar divergencias y peleas con los padres.
En otro lugar escribe: Aunque según la ley no rige aquí el precepto de honrar a los padres, de todos modos, se ha de tener en cuenta la opinión de ellos.
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Un joven norteamericana que estudiaba en Tierra de Israel deseaba quedarse allí estudiando, pero sus padres le urgían regresar a los Estados Unidos.
Le aconsejó no contradecir la opinión de sus padres, aun tratándose del lugar de estudio de la Torá, porque no conviene tener divergencias con los padres.
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Una joven comprometida, al constatar que el novio no poseía ni buenas cualidades morales ni modales cordiales y tampoco estudiaba seriamente, decidió por sí misma romper el compromiso.
Sus amigas preguntaron si no sería conveniente intentar convencerla para que regresara con su novio.
Les dijo que no trataran de convencerla.
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Un joven que se acercó al cumplimiento de la Torá estudiaba en una Ieshivá y planeaba seguir estudiando después del casamiento, se comprometió con una joven que también había regresado al cumplimiento de los preceptos. Los padres de ella se oponían intransigentemente a la concreción del matrimonio de su hija con una persona que no trabajare.
Le preguntaron cómo resolverla situación.
Respondió: No pretendo que a ella rompa el compromiso, pero tampoco estoy dispuesto a aprobar que contraríe la voluntad de sus padres. ¿Por qué se comprometieron sin consultarlos previamente?¿Por qué no tomaron en cuenta las consecuencias?
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En cierta oportunidad exclamó: "¡Dirán de mí que no enseño en concordancia ala Torá!"
Aclaró a los presentes:
Ayer vino una joven de veintitrés años, a quien por diversos motivos le cuesta encontrar pareja.
Le aconsejé que se comprometa con algún buen joven, temeroso de los Cielos, aunque no sea estudioso. Lo principal es que cumpla los preceptos y participe diariamente en una clase de Torá.
La joven se quejo, lloriqueando, que no está dispuesta a casarse con alguien que no sea estudioso de la Torá.
Le expliqué cuan primordial es que construir un hogar y le exhorte que dejara de ser tan terca.
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Un grupo de maestras del Instituto Bet Iaakov en Estados Unidos, le informaron acerca de numerosas solteras a quienes les van transcurriendo los años sin que consigan hallar pareja.
Las persuadió de que a determinada edad hay que dejar de empecinarse en la búsqueda excluyente un marido que estudie Torá todo el día. Lo esencial es que tenga temor a Dios y fije diariamente un tiempo para estudiar Torá.
Le replicaron: ¡Nosotras las educamos de otra manera!
Les respondió: La educación ustedes les brindaron es por cierto la ideal –querer casarse con un hombre que se dedique todo el día al estudio de la Torá–; no obstante al transcurrir los años sin encontrar pareja, no ha de convertirse ello en impedimento para construir un hogar.
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A cierta mujer soltera que rechazaba las ofertas de los casamenteros alegando que casarse con alguien que no se dedica de pleno al estudio de la Torá, no es una conducta a priori para una judía, le refutó que si bien es más loable quien estudia todo el día, de todas maneras, casarse con un hombre observante, honrado y temeroso de Dios, que fija un tiempo diario para el estudio, es una conducta perfectamente a priori.
[En una carta del año 5737 escribió: según lo que tú me escribes que él cumple Torá y preceptos, es decir, respeta Shabat, como Kasher y reza cada día, según mi opinión no hay de rechazar la propuesta, pero está prohibido casarse con un joven que no es observante de la Torá. Si le ofrecen salir con un joven que estudió todo el día Torá en una etapa de su vida, tiene prioridad.]
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Cierto joven se enteró, posteriormente a su compromiso, que la madre de su prometida no se cubría la cabeza y tenía televisión en la casa, en vista de lo cual, inquiría si no convendría anular el compromiso.
El Rav le contestó que si bien, en principio, debía haber averiguado esos detalles antes de comprometerse, de todas maneras, ello no era motivo para romper el compromiso.
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No se recomienda festejar la boda del hijo y casi inmediatamente, la de la hija, a fin de no incitar el mal de ojo. Conviene dejar que transcurra un lapso de tiempo o bien que recaiga una Festividad entre ambas bodas.
Pero, si por hacer hincapié en esto, se postergará demasiado la segunda boda, habrá que dejar de lado el temor al mal de ojo y es preferible que ya se casen.
Si el novio planea seguir estudiando Torá después del casamiento, no cabe ningún temor por el mal de ojo.
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Desde el compromiso hasta el casamiento, los comprometidos suelen encontrare y pasear juntos, cumpliendo aquello de que "está prohibido desposar una mujer hasta que la vea". De todos modos, procurarán de encontrarse lo mínimo posible, a fin de evitar la irrupción de pensamientos inadecuados.
Con tanta charla informal, se arriesgan a que la novia sospeche que su prometido no es tan estudioso como se lo describieron; o a que él recele que ella no sea tan inteligente como parecía; es decir, pensamientos fatuos que arruinan todo encanto. Estado de ánimo demasiado jocoso, puede también llegar a provocar sentimientos de desilusión.
Al estar ya casados, no se corren todos estos riesgos.
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Lo más recomendable es que los comprometidos no se encuentren durante el período de noviazgo, más que cada dos o tres semanas; si no les es imprescindible realizar juntos asuntos relacionados con las preparaciones para el matrimonio, como, por ejemplo, comprar muebles.
Es preferible que se encuentren en la comida familiar del Shabat.
No se sentarán uno al lado de otro en el autobús a menos que coloquen algún objeto entre ellos.
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Prohibió que el novio conduzca un automóvil, viajando solo con la novia., ni siquiera a horas diurnas.
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Los dos primeros encuentros, cuando son presentados y comienzan a conocerse, conviene que sean realizados en el salón de una casa. Encuentros posteriores podrán ser llevados a cabo a la intemperie, mas nunca en callejones oscuros, donde corren peligro de transgredirla prohibición de quedarse a solas (ijud).
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Es nocivo que el período de encuentros previos al compromiso, durante los cuales los jóvenes se van conociendo hasta decidirse, se extienda demasiado. La opinión del Rav era que cuatro o cinco encuentros bastan para resolver si se ha hallado o no, la persona indicada para construir el hogar. Es obvio que está prohibido encontrarse por mero placer, sin ninguna clase de provecho.
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Un novio que residía fuera de la Tierra de Israel y viajó a Israel para estudiar en una Ieshivá, preguntó cuantas cartas era recomendable escribirle a su novia en el extranjero.
Le respondió: Una sola carta, donde le informará que llegó bien a Tierra de Israel.
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Un novio que estaba estudiando en una Ieshivá en la Tierra de Israel contó que su novia, reside fuera de la Tierra de Israel, estaba por llegar como turista con sus padres. Él organizó para toda la familia, un paseo al cual él mismo se incorporaría.
El Rav le prohibió pasear con ellos, aun acompañados por los padres de ella. Para reconfortarlo, le prometió que lo indemnizaría si la anulación del paseo le reportare una pérdida monetaria.
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Cierta joven a quien el joven que le habían presentado, propuso concretar el compromiso tras tan sólo dos citas, temía tomar una decisión tan apresurada. El Rav le dijo que tal temor era fundado y que no se apresurara a concretar el compromiso.
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Prohibió consultar a cierta gente que presupone adivinar si la oferta de shiduj es acertada, por mera contemplación o cálculo numérico de las letras de los nombres de los candidatos.
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Cuando le preguntaban si tal nombre era compatible con tal otro nombre, basándose en el Libro de los Jasidim (Rabenu Iehudá Hajasid – Siglo XI),se rehusaba a responder, aduciendo que actualmente no se ha de fijar ningún shiduj de esta manera.
No obstante, a consuegros tocayos, sí les recomendaba que uno de ellos se agregara un segundo nombre.
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Cierto "cabalista" advirtió a un novio que de acuerdo al cálculo del valor numérico de su nombre y el de su prometida, el matrimonio habría de fracasar. El Rav lo tranquilizó: "Ese individuo no es ni es profeta, ni hijo de profeta. ¡Cásate con alegría! ¡Todo irá bien!
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En una carta del año 5748 escribe acerca de presuntos adivinos que presumen conocer el futuro de antemano: "Son todos ellos ignorantes y estafadores interesados sólo en el lucro. Está prohibido confiar en sus consejos y amuletos".
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En contra de quienes aseguran que contemplando detalles en la escritura del Contrato Matrimonial (ketubá) son capaces de adivinar el futuro de la paz conyugal, escribió que siempre que el Contrato Matrimonial responda a las exigencias de la Ley (halajá), nadase le ha de alterar, bajo ilusión de que ello podría alterar la fortuna (mazal) de la pareja.
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Un joven de 22 años de edad quería permanecer en la Ieshivá, creciendo en el estudio de la Torá y en el temor a los Cielos, y teme que la vida matrimonial le impida proseguir su crecimiento espiritual, para cual objetivo consideraba razonable postergar el casamiento un año. Pero por otro lado conjeturaba que la compañía de esposa, lo capacitaría para estudiar con mayor santidad.
Le aconsejó que postergara su casamiento para continuar sus estudios.
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Lo esencial al buscar pareja, es constatar las virtudes morales del candidato o candidata.
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Cierto joven comunicó a sus padres la exigencia de le buscaran una novia muy inteligente, a lo cual éstos se objetaban que mujeres intelectuales suelen no ser buenas esposas.
El Rav respondió que lo esencial son las virtudes morales.
Si las posee, no molesta que también sea intelectual.
Pero si no posee buenas cualidades, el que sea intelectual no es relevante.
Agregó: La esposa inteligente y sagaz, será siempre una excelente consejera para el marido.
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Un joven le dijo a la joven con quien se estaba encontrando: "Por las mañanas, yo iré a estudiar y tú irás al supermercado para comprar todo lo que necesitemos".
El Rav le aconsejó a ella que no siguiera saliendo con ese joven, puesto que quien así se expresa demuestra que carece de cualidades morales.
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A un estudiante de Ieshivá le propusieron presentarle una joven calificada por el casamentero como "excelente", con la salvedad de que no está de acuerdo en que después del casamiento, su marido estudie varias horas diarias, para lo cual no fue educada.
Respondió que si bien las virtudes morales están por encima de todo, de todas maneras, no a costas del estudio de la Torá.
Si realmente es "excelente" como la describen, no ha de incomodarle en absoluto el estudio de su marido, sino que le facilitará estudiar cuanto tiempo que desee. Pero si ella lo molesta, interrumpiendo su estudio, significa que no es "excelente".
Relató que Rabí Israel de Salant le dijo a uno de sus allegados: Si dispones sólo de media hora para estudiar por día, has de dedicarla al estudio de Musar (la ética de la Torá), lo cual te hará descubrir que ciertamente dispones de muchomás tiempo para estudiar.
Igualmente, una buena esposa es la que le permite al marido estudiar cuanto desee.
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Cierto joven, ya en la primera cita estipuló tres condiciones para continuar con el shiduj:
1. Que fijaren su futuro domicilio en Jerusalén, sólo en el barrio de Geula, y no en ningún otro barrio de población religiosa.
2. Que salaren la carne por sí mismos en la casa.
3. Que no hubiere aparato de radio en la casa.
El Rav le aconsejó a ella que no siguiera saliendo con ese joven, no por el carácter de sus condiciones, sino porque al estipularlas demostraba su cortedad de inteligencia: Él debería saber que una esposa virtuosa cumplirá todo lo que el marido exija, al percibir que él la respeta y generalmente cede ante los requerimientos de ella.
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Un joven que se había acercado al cumplimiento de la Torá y estaba saliendo con una joven que asimismo se había acercado, inquirió de qué manera explicarle que planeaba entregarse de lleno al estudio de la Torá.
Le aconsejó que se cuidara de no asustarla.
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Un novio antes de su boda solicitó que le aconsejara cómo lograr la armonía en el hogar.
Le dijo: Se trata por cierto, de un tema de largo aprendizaje. La clave y regla general es ceder hasta el último extremo.
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Un abrej se quejaba de que no se llevaba bien con su esposa.
Le dijo: Se exige más del marido, quien al dedicarse al estudio de la Torá, en permanente crecimiento espiritual, está en mejores condiciones para resolver cómo encarar cada situación.
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Le aconsejó a un novio: Una gran familia se construye precisamente con menudencias: Hablando siempre con serenidad, puesto que los problemas matrimoniales comienzan generalmente cuando se habla a los gritos.
Han de hacer las cosas juntos, por ejemplo, comer juntos, dialogar, etc.
Si te conduces con sabiduría, todo irá bien.
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Le prescribió a un joven comprometido que viajara desde el extranjero a Tierra de Israel, para dar el pésame a su prometida, cuyo padre acababa de fallecer.
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Una joven de familia religiosa preguntó si había inconveniente en que le presentaran un joven que estudiaba bien en la ieshivá, pero su familia había abandonado el cumplimiento de la Torá hacía ya tres generaciones.
Le autorizó a salir con él sin temor.
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Aconsejaba a los padres no oponerse a un shiduj cuando los hijos están interesados.
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Un novio le preguntó si adelantar la fecha de boda porque su abuela estaba gravemente enferma y temían que no viviera hasta la fecha prefijada.
Lo bendijo: Por mérito de tus estudios hasta que llegue la fecha prefijada para la boda, gozará tu abuela de longevidad.
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Relató el Rav que en Lituania, antes de la segunda guerra mundial había un joven que quería comprometerse con la joven que le habían presentado, pero sus padres se oponían, alegando que él merecía una mejor pareja.
El Jazón Ish (Rabí Abraham Ieshaiá Karelitz), al enterarse, le recomendó al joven que acudiera donde Rabí Itzjak Zeev Soloveitchik, quien quizá pudiera influenciar a sus padres. El argumento del Jazón Ish era que si este shiduj se llegara a frustrar y el joven, a fin de cuentas, se casara con otra mujer, nunca dejaría de pensar en la primera, lo cual sería nocivo para su armonía matrimonial.
Relato al respecto, que antes de la guerra había conocido a un joven que estaba saliendo con una joven y a su parecer, eran adecuados para formar pareja.
Desde que estalló la guerra se interrumpió toda comunicación entre ellos. Después de la guerra ese joven se encontró en la calle con el Rav, quien inmediatamente le preguntó: "¿Que fue de aquella joven? ¿Sabes cómo está?".
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Cierto estudiante de ieshivá quería interrogar a la joven con quien se estaba encontrando, si estaba dispuesta a salir a trabajar después del casamiento, para permitirle estudiar Torá. No obstante, temía que ella le contestara negándose.
El Rav le respondió: Es en vano que la interrogues, puesto que formular tal pregunta, en la primera cita es una falta de tacto. Y en la segunda o tercera cita es factible que ella mienta porque estará ya muy interesada en que el shiduj se concrete.
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Quien desea exponer ante la joven con quien está saliendo, su voluntad de seguir estudiando después del casamiento, ha de hablar de manera general acerca de la importancia del estudio de la Torá y de la importancia de los honres casados que se dedican al estudio. No conviene asustarla revelando la cantidad de años que planea dedicar al estudio.
También a la inversa, si es ella la interesada en que su futuro marido estudie Torá, no conviene que le fije de antemano cuantos años anhela que él dedique al estudio.
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Aun cuando los padres, en principio, no vean el shiduj con buenos ojos, si es razonable la expectativa de que a posteriori, lo aprueben, no es preciso tomar en cuenta ahora su opinión.
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Los padres de una joven acudieron averiguando al respecto de cierto estudiante de Ieshivá a quien el Rav conocía y sabía que era estudioso, pero padecía de cierto problema de salud.
Les dijo: Generalmente los jóvenes son buenos, lo principal acerca de shidujim es averiguar acerca de la salud.
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Cierto cohén pretendía que asimismo su hija, se casara sólo con un cohén a fin de que sus hijos fueren también cohanim. Tal requisito le hacía difícil hallar un candidato adecuado.
Le dijo que ella no está obligada a obedecer a sus padres al respecto y que no es relevante casarse precisamente con un cohen.
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Hay que evitar casarse entre primos hermanos, para evitar el riesgo de que los descendientes nazcan padeciendo enfermedades.
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Es muy importante abstenerse de todo shiduj en que nuera y la suegra sean tocayas –que llevan el mismo nombre de pila–.
No obstante, si una de ellas tiene dos nombres y la otra uno sólo, no hay inconveniente. Entonces, conviene que todos se acostumbren a llamarla por sus dos nombres.
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Recibió una carta en la cual le preguntaban acerca de la concreción de un shiduj en que la nuera era tocaya (del mismo nombre) de la suegra, sólo que a ésta la llamaban en idish (Golda) y a aquella en hebreo (Zehava).
El Rav solicitó a uno de sus allegados que consultara al respecto a Rabí Iaakov Israel Kaniewsky (el Staipler).
Éste contestó que si bien, el Rav indudablemente conocía la respuesta mejor que él, de todas maneras, dado que lo honraba consultándole, relató que una de las nueras de Rav I. Kutna tenía el mismo nombre que su esposa. Le preguntaron por qué él no se cuidaba al respecto, tomando en cuenta que en el libro "El Testamento de Rabí Iehudá Jasid" advierte severamente no concretar ningún matrimonio en que la nuera lleve el mismo nombre que la suegra, a lo que respondió: A mi esposa nadie la llama por su nombre –Jana– sino la llaman "Rabanit". El problema es que cuando tienen el mismo nombre, llaman a una y responde la otra. O habla de una de ellas y se entiende que se están refiriendo a la otra, lo cual origina malos entendidos. Pero si se establece alguna diferencia entre ellas, por ejemplo que a la nuera llaman por sus nombres y a la suegra, Rabanit, no hay inconveniente.
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Una joven del Seminario Or Hajaim se comprometió en contra de la opinión de la directora y de sus maestras.
Le preguntaron si seguir tratándola como a las demás alumnas–brindándole ayuda económica, concurriendo a la boda, etc.– o quizá fuera mejor discriminarla para que otras alumnas no imitaran su comportamiento.
Les aconsejó que no la trataran como a las demás alumnas, pero tampoco la rechazaran por completo, para no desmoralizarla.
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No se ha de rechazar a un buen candidato para shiduj, con la esperanza de que quizá se presenten mejores ofrecimientos, puesto nadie garantiza que se presentarán ni cuándo se presentarán!
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Hasta que la pareja o los padres no hayan suscrito el convenio explícito (vort) ni lo hayan dado a conocer, se pueden retractar sin preocuparse por las secuelas eventuales. Aunque hayan acordado cuándo y dónde realizar la ceremonia de compromiso. Porque el principal problema al anular un compromiso es la vergüenza que uno ocasiona al otro.
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Un joven que se había encontrado ya varias veces con una joven, al punto de que, totalmente confiado en que se comprometerían, le compró un regalo de compromiso. No obstante, a fin de cuentas, ella no quiso seguir saliendo con él, provocándole una profunda decepción.
La joven preguntó si debía que disculparse ante él.
Le respondió que no, puesto que mientras que ella no le hubiera dicho que quería comprometerse con él, no le incumbía lo que él pudo haberse ilusionado.
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Dijo que a medida en que van transcurriendo los años, el soltero se va tornando más y más selectivo, lo cual acrecienta la dificultad de encontrar a su alma gemela.
En cierta ocasión acudió un soltero ya demasiado maduro, quejándose de que la bendición que había recibido del Rav en el pasado, no le ayudó a hallar pareja.
Le replicó: Mis bendiciones ayudan sólo a quien quiere comprometerse. ¡Si lo hubieses querido, hace rato que estarías ya casado!
A otro solterón le advirtió: En primer término, decide que quieres comprometerte y recién luego regresa para que bendiga.
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Si el marido es tocayo (tiene el mismo nombre) que el padre de la esposa, pero uno de ellos tiene un segundo nombre, no hay inconveniente.
Relató que Rabí Moshé Mordejai Epstein tenía tres yernos llamados Moshé.
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Si se sabe que los padres del candidato son temerosos de Dios, pero se duda si los abuelos eran observantes de la Torá, no es ello motivo para estancar el shiduj. Es innecesario e improcedente "escarbar" más de la cuenta en las averiguaciones.
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El hecho de que la candidata sea hija única, no representa en sí mismo ni ventaja ni desventaja. Hay que averiguar en cada caso.
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Quien deba elegir entre dos ofertas de shiduj, solicitará que le presenten en primer término quien considera que es mejor partido.
Los padres tienen que respetar al respecto la opinión del hijo o hija.
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No es recomendable que la esposa sea mucho mayor que el marido. Porque generalmente la mujer es más madura y esta diferencia no cambiará.
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A jóvenes inquietos porque después de varias salidas, todavía no sentían ningún afecto peculiar para con el otro, tranquilizaba asegurándoles que ya lo experimentarían después del casamiento.
Ello es particularmente recomendable en comunidades asquenazíes, para quienes anular un compromiso ya concertado, es un asunto de suma gravedad. En comunidades sefaraditas, en cambio, sería más recomendable no continuar el shiduj hasta estar totalmente convencidos. Sin embargo, cuando el Rav se asesoró al respecto con Rabí Baruj Toledano, éste le respondió que tampoco entre los sefaraditas, anular un shiduj es algo sencillo, aunque no tan grave como entre los asquenazíes.
De todas maneras, quien siente alguna aversión, no ha de obligarse a comprometerse.
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Acerca de quienes bodas muy suntuosas, exclamó:
Lo mejor es el recato. Es indigno provocar la envidia del prójimo.
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Una joven comprometida manifestó unos días antes de la boda que no sentía afecto en absoluto hacia el novio y que se presentaría bajo el palio nupcial como si estuviese dominada por un demonio.
Nadie de quienes intentaron hablar con ella logró hacer cambiar su parecer.
Opinó el Rav al respecto, que aunque generalmente no aconsejaba anular ningún shiduj, en esta situación era desatinado permitir que se casaran.
De todas maneras, les aconsejó consultar a Rabí Iaakov Israel Kaniewsky.
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En un caso similar, dijo que si el novio, alarmado por la manifestación de la novia, decide anular el shiduj, se considera que fue ella quien lo anuló, por lo cual no le incumbe a él, disculparse.
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Anular un shiduj es algo muy grave porque avergüenza al otro y es una transgresión de la persona con su prójimo.
De todos modos, no hay ningún inconveniente en hacer shiduj con quien haya anuló otro shiduj previo.
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Posteriormente a la concreción de un compromiso, el novio se enteró de que la novia había ocultado la información de que padecía de cierta enfermedad crónica, por lo cual él deseaba romper el compromiso.
El Rav dictaminó que al haber sido concretado con engaño, no le incumbía al novio, disculparse.
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Una novia había anulado el shiduj, acto que el ex novio se negaba a perdonar.
Exclamó el Rav: ¡Él es un terco! Quien posee alma judía no hace sufrir gratuitamente a su prójimo.
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Un joven que había anulado su primer shiduj y posteriormente conoció a una segunda joven, tenía miedo de comprometerse porque la primera no le perdonaba que la hubiera abandonado.
El Rav le increpó: ¡No tienes derecho a casarte con otra sin que ella te haya perdonado! Si no lo hace a voluntad, convéncela incluso ofreciéndole una indemnización en dinero.
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A una joven a quien tras haber concluido sus estudios se le presentaban dos ofertas de trabajo, le aconsejó que sopesara cuál le resultaría más favorable para conseguir un mejor shiduj.
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Acerca de un estudiante de Ieshivá cuya familia había comenzado a cumplir los preceptos de la Torá recién al llegar él a los doce años de edad, opinó que si desde los doce años es observante de la Torá, no se diferencia de cualquier otro estudiante de Ieshivá.
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Un joven y una joven se encontraron varias veces y ahora él se proponía a ausentarse durante unos meses de Tierra de Israel por motivos personales.
Les aconsejó que por el momento, postergaran el compromiso hasta su retorno–nadie sabe qué sucederá mientras tanto– y cuando regresare, salieren nuevamente y decidieren si comprometerse o no.
Capítulo 2 Matrimonio
En la Compilación de Misivas y Artículos(Mijtavim y Maamarim) escribe el Rav: La principal función de la mujer es ayudar al marido a que se dedique al estudio de la Torá.
El Jafetz Jaim relata que la esposa de cierto estudioso, en su lecho mortal le pidió élle cediera una parte de su futura recompensa en el Mundo Venidero por la Torá que había estudiado en vida.El marido respondiótal pedido era totalmente innecesario puesto que todo cuanto le aguardaba Allí a él, le pertenecía también a ella por habercolaborado con su servicio Divino. Análogamente,en este mundo, cuando el marido es rico, también la esposa es rica.
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A cierto abrej se le abrían dos perspectivas:
–Vivir en un poblado por el sur del país (Dimona) en una vecindad alejada del cumplimiento de la Torá, pero con la posibilidad de estudiar medio día en un kolel.
–Vivir en la ciudad de Bené Berak en un ambiente observante, pero trabajando todo el día.
Le respondióquela influencia del derredor es crucial, por lo cual convenía optara por lo segundo.
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Acerca del "mitzve tantz" (una tradición antigua, mantenida hoy día en algunas comunidades jasídicas, consistente en que los tíos bailen con la novia sosteniendo cada uno el extremo de un pañuelo largo) dijo que si bien nosotros no guardamostal costumbre, de todos modos, si una de las partes está interesada en hacerlo, no conviene originar divergencias al respecto.
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Un novio le exigió a su prometidaque después del casamiento se cubriera el cabello con un pañuelo y no con una peluca, a lo cual ella se oponía.
Respondió que según la Ley está permitido a priori utilizar peluca.El maridotiene que tomar en cuenta los sentimientos de su esposa y no imponer exigencias que la ofusquen.
De todos modos, si la costumbre de su familia o comunidad es cubrir la cabeza con pañuelo, deberápreguntarle a una Autoridad Rabínica competente si se le permite cambiar la costumbre.
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Relató que la esposa del Jafetz Jaim y la esposa de Rabí Jaim Ozer se cubrían el cabello con una peluca.
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Una divorciada debe cubrirse el cabello aun si cuando estaba casada estaba alejada del cumplimiento de los preceptos y no lo cubría.
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Una joven soltera, todos cuyoshermanosvarones mayorestenían hijos, mientrasque sus hermanas mayores no los tenían, temía ser tambiénella, estéril,lo cual la inhibía de intentar buscar pareja.
Le respondió que no se preocupara en absoluto.Y agregó en cuanto a las hermanas, que rezarán y se fortificaran lo máximo posible en el cumplimiento del Shabat.
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Es común que al principio de la vida matrimonial, hasta que se adapten uno al otro, se presentan dificultades de convivencia, pero con paciencia,con el correr del tiempo aprenderán a convivir en armonía.
Relató acerca de cierto célebre rabino, quienen sus primeros tres años dematrimonio había experimentado serias dificultades, a tal punto que pasaban días sin que se hablaran. No obstante, a fin de cuentas se arreglaron y lograron una armonía matrimonial ejemplar.
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Una joven que no disponía de mediospara comprar un Talmudde obsequioal novio, como se acostumbra, preguntó si se lepermitíaadquirirlo con dinero destinado a diezmos.
El Rav citó la Mishná del Tratado Nedarim: "Las mujeres judías son bellas, pero la pobreza las desluce" ydictaminó que se lepermitecomprarlo con dinero destinado a diezmos, a condición de que siempreprestelos tomos deese Talmuda todo quienlo solicite.
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Le preguntaron si el marido ha de contarle a la esposalos actos buenos que realiza o si es preferible ser recatado al respecto.
Respondió que si bien hay asuntos que no conviene relatar, por recato, de todas maneras, hay otros que sí es buenocontarle a la esposa para enseñarle cómo debe conducirse un siervo de Dios.
La norma es actuar siemprecon tacto y no conducirse imprudentemente. (מען דארף קיין נאר ניט זיין- si sabés traducir esa expresión del ydish de modo que agregue algo a la comprensión del texto, hacelo; si no, borralo).
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Una mujer casada que no teníanecesidad de salir a trabajar y dedicaba su tiempo a obras de caridad, pero ahora había contraído muchas deudas con la finalidad decasar a su hija, preguntó si acaso debíaabandonar las obras de caridad y procurarse un trabajo.
Le respondió: Saldar deudas es también un precepto. Sin embargo, preceptos reiteradosregularmente varias veces se convierten en una especie de voto que es preciso anular de acuerdo a los requisitos de la halajá(hatarat nedarim).
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El autor del libro Netivot Hamishpatestabacasado con una mujer perversa.
Rabí Akiva Aigger trató de convencerla que recibierael acta de divorcio, pero ella se negó alegando: "De un judío tan preciado, no me divorciaré".
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Durante un casamiento en el cual oficiaba como ordenador deesponsales (mesader kidushín), observó quela novia estaba encorvada y rezandobajo el palio nupcial.Discretamente, solicitó a uno de sus acompañantes: Dile que esté parada erguida.
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Cierta novia se veía muy debilitada por el ayuno que acostumbra todo novio en la víspera del casamiento.Le prescribióque comiera algo de inmediato, antes de la jupá (el palio nupcial).
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Mientras acompañaba a un novioal salón donde se efectuaría la boda, se acercó alguien para solicitarle una bendición. El Ravseñaló al novioindicando: Pídele a él una bendición.
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Un novio en el momento del palio nupcial debe concentrarse exclusivamenteen lo concerniente a los esponsales -kidushin-. No le incumbe ocuparse deningún asunto lateral, por ejemplo, a quien invitar para pronunciar la bendición, etc.
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Cuando se presentaba ante el autor del libro Or Saméaj (Rabí Meír SimjáHaKohén de Dvinsk) una pareja con desacuerdosmatrimoniales, si lograba hacer las paces, bailaba con el marido para fortalecer la relación entre los conyugues.
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En varias ocasiones, cuando lograba armonizar entre los conyugues,hacía con ellos un brindis con una copita de vino -lejaim-.
Aveces estrechaba la mano del marido como conveniode que de aquí en más se comportaría correctamente, como habíaprometido.
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Ciertamujer anhelosa de divorciarse, describíacuanta vilezapodía atribuir al marido, quien trabajaba como escribiente (sofer stam) de Rollos de la Torá, filacterias y mezuzot.Nada impresionó tan al Ravtan desagradablemente como el enterarse de que aquel hombre escuchaba la radio mientras escribía los textos sagrados.
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Una recién casada a quien le quedaba sólo un año para concluir susestudios y diplomarse en el seminario de maestras,temíaque quizás losestudiosle dificultarenocuparse de los quehaceres del hogar, perturbando la construcción del nido matrimonial.
Le respondió: El diploma es unaadquisición valiosa y conviene terminar los estudios.
De todas maneras, le aconsejó que estudiara en elseminario deJerusalén, donde se dictaban clases por separadoa mujeres casadas que concurrían no más que tres veces por semana.
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A la consulta de padres que quieren que sus hijos vivan cerca de ellos para que vengan a ayudarlos, respondió que la función principal de una pareja de recién casados es entregarse uno al otro y pensar en sus hijos.Si sospechan que la proximidad de los padres estorbará la construcción del hogar, es preferible que alejen su domicilio.
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Un abrej en aprietos económicossuponía que sería convenientedisminuir los gastosen comida y además, dar clases particulares como fuente de sustento.
Le recomendó procurarse alumnos, pero no deducir de los gastos destinados a laalimentación.
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Es muy importante donar y contribuir en la edificación de establecimientos de baño ritual(mikve) limpios y cómodos, dondeles sea grato a las mujeres,concurrir.
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A delegados de la ciudad de Lakewood en Estados Unidos, les recomendóque edificaran un mikve en cada barrio, lo cual es preferible a que edificasenun solo mikve de grandes dimensiones, para que ser utilizado por todos los habitantes de la ciudad. Fundamentó esa recomendación en la dificultad de llegar al mikve en Shabat, cuando no pueden viajar en automóvil y deben transitarpor calles oscuras y desoladas.E incluso en medio de la semana, no todos poseen vehículo.
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Le preguntaron cómo proceder respecto de una boda cuya fecha había sido ya fijada, perodos semanas antes,el padre de la novia enfermó gravemente lo que le vedaría participar.
Les respondió queno postergaranel casamiento.
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Le prescribióa un novio que debíaestudiar media hora diaria de Musar (la Ética de la Torá) sin lo cual es imposible ser un judío cabal.
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Una joven prometió en la tumba de Rabí Shimón bar Iojai que si encontrara pareja, llamaríaa su primer hijo: Shimón. A fin de cuentas, se caso con un joven llamado asimismo, Shimón y les nació un hijo.
Dado que en el pueblo de Israel nadie da al hijo el nombre del padre, les propusoque lo llamaran: Shemaiá.
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A un novio que preguntó si convenía apoyarse en la permisión de transportar objetos en el dominio público en Shabat en la ciudad de Bnei Brak, confiándose en la "fusiónde patios"(eruv jatzerot) realizada por el rabinato local.
Le prescribió que de acuerdo a la opinión del Jazón Ish no hay que transportar nada, ni siquiera en una ciudad que tiene eruv. Esta estrictezes mencionada ya en la Mishná Berurá. Además cabe la sospechar de que quizás se corte la cuerda con que se realizael eruv.
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A una reciéncasada que disertaba clases de Torá por las noches le prescribió que la mujer debe estar en casa de noche, aun a costas de anular esa clase.
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Una mujer casada no trabajará como empleada de limpieza en el internado de una Ieshivá.
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Una divorciada de diecinueve años de edad le preguntó si volver a vivir en la casa de los padres en Jerusalén o quedarse en Bené Berak, donde asistía a clases de Torá y estaba en contacto con buenas familias de la ciudad.
Le respondió: Una joven siendo que está sola, es preferible que viva junto con los padres.
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Una pareja que siendo laicos tenían dos hijos, un varóny una niña,retornó al cumplimiento de la Torá. Para quedar nuevamente embarazada le era imprescindible a la esposa, someterse a cierta intervención quirúrgica.
Consultaron si convenía operarse, para traer al mundo nuevos hijos que fueran anacery criarseobservantes de la Torá.
Les respondió: Dadoque ya cumplieron el precepto de engendrar hijos, y no incumbe ala mujer el cumplimiento de dicho precepto, no les recomiendaque se opere, porque toda operación es riesgosa.
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Es totalmente infundada la creencia de quees de mal agüero habitar en la misma casa donde anteriormente vivió una pareja que se divorció.
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A unarecién casadacuyos hermanos se habían alejadodel cumplimiento de la Torá lea aconsejó que no vivieracerca dela casa de los padres, a fin de evitar la mala influencia de sus hermanos.
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Si alguno de los cónyuges está demasiado ligado al hogar de sus padres al punto que honrarlos perturba la armonía matrimonial, es preferible que no vivan cerca de los padres.
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Una pareja habitaba en la ciudad de Bené Brak y los padres del marido, en la ciudad de Jerusalén. Él marido deseabamudarse para estar más cerca de su padre,anciano y enfermo y menester deauxilio. Ella se oponía y la situación se pusotan tensa que comenzaron a hablar dedivorcio.
El Rav les dijo: Está escrito (Bereshit/Génesis 2,4): "por lo tanto, abandonará el hombre a su padre y a su madre y se apegará a su mujer",de donde se aprende que el precepto de consolidar la armonía conyugal desplazaal precepto de honrar a los padres; por consiguiente, él debe respetar la opinión de su esposa.
De todos modos, si el marido no cede, es preferible que ella lo apoyey no divorciarse por ese motivo. Y él tendrá que permanecer menos tiempo en casa de su padre.
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Una pareja que concordó que al primer niño que les naciera lo llamarían con el nombre de uno de los abuelos. Unos días antes del parto, falleció uno de losmás ilustres rabinosde la generación y prefirieron daral niñoel nombre de ese rabino.
El Rav opinó que la promesa de llamar al nieto con el nombre delabuelo es en sí mismo una manera de cumplir el precepto de honrar a los padres.Se trata, pues, dela promesa decumplir un precepto de la Torá, lo cual es considerado por la Ley como un voto o juramento que está prohibido trasgredir, a menos de que sea previamente anuladode acuerdo a los requisitos de la halajá(hatarat nedarim).
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Si el marido y la esposa divergen acerca de si dar al recién nacido el nombre del padre de él o el de ella, la mujer tiene prioridad, por mérito delsufrimiento padecido durante el embarazo.
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Le aseguróa un recién casado:
Un abrej que estudia con seriedad, se levanta temprano por la mañana y reza en la ieshivá, se gana el respeto de su esposa.
Recitará la Bendición por los Alimentos(birkat hamazón) en voz alta.
En Shabat entonaráShalom Alejem.
Lo principal es que honre a su esposa, que cada mañanala salude con un "buen día" cordial y al salir para el estudio o el trabajo se despida con un efusivo "hasta luego".
En Shabat augurarle "Shabat Shalom" antes que a todo otro comensal.
Ceder, hablar tranquilo y cuando la alabe, hacerlo con sinceridad.

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